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viernes, 7 de diciembre de 2012

Muñeca de hielo.

Era la noche más fría que recordaba su joven memoria. Tapada hasta el cuello mirando la nada, su cuerpo caliente pero su cara tan fría como la nieve. Una noche difícil, cada vez hacia más y más frío, su pelo estaba helado, sus mejillas y nariz rojas, sus ojos, espejos del alma, oscuros y brillantes, húmedos y vacíos, que derramaban dos suaves gotas de lágrimas cristalinas desde la comisura de los ojos, pero se congelan antes de llegar a la almohada. Su respiración cada vez más pausada. El frío atravesaba su cara y su mente. Cierra los ojos con una sonrisa en sus labios violáceos. Respira. Y lo único que ocupa su mente es él. Respira...

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