Páginas

viernes, 31 de enero de 2014

Esa noche.

Esa noche le prometió, a ella y a sí mismo, que jamás la dejaría sola.
  

martes, 21 de enero de 2014

Tienes que prometerme.


'El frío a mí nunca me molestó.'



Quería.

Quería endulzar el mar con una caja de azúcar.


Necesito.

Necesito que alguien sea fuerte por mí, que cuando no pueda más me diga que sí, que puedo, que cuando las cosas se pongan feas en vez de decir que se va que me diga que se queda porque sabe que le necesito para superar todo lo malo que está pasando en mi vida, y necesito a alguien que me haga reír en un mal día y haga que me olvide de lo malo. 
Y eso es lo que tú me das.

 

jueves, 16 de enero de 2014

Intoxícame.

Haz lo que quieras conmigo, pasa tus manos por mi cabello y tira de él. Bésame como si fuera la última vez. Muérdeme el cuello, es mi punto débil. Presiona tu cuerpo contra el mío. Intoxícame de ti.


martes, 7 de enero de 2014

No te olvides.

No te olvides del día que nos conocimos, no te olvides del primer momento en que me hablaste. No te olvides de todas esas cosas que me hacen reír, no te olvides de los días que estaba triste y tú me consolaste. No te olvides de todas nuestras peleas y reconciliaciones, no te olvides de mis celos y mi orgullo, pero no te olvides de los tuyos también. No te olvides de la primera vez que me dijiste que me amabas, y por supuesto no te olvides también cuando te lo dije yo. No te olvides cuando te hacia enojar y lo mucho que me gustaba hacerlo. No te olvides de aquellas madrugadas que pasábamos hablando. No te olvides de lo mucho que te extrañe cuando estabas lejos. No te olvides de que te amo y que siempre lo haré.

El primer amor.


Cuando eres adolescente crees haber encontrado al amor de tu vida, ese con quien aprendes a besar, aprendes a querer, a valorar, a reír, a llorar, aprendes a amar, aprendes tantas cosas, pero lo malo es cuando tienes que aprender a olvidar… Todo iba bien y de pronto por una u otra razón tu corazón esta en pedazos, tienes dieciséis y ya conoces el dolor, la decepción, la desilusión. Lo que creíste que iba a ser la mejor etapa de tu vida se convierte en un tormento, a esa persona que amaste, ahora crees odiarla. 

 

¿Qué ha pasado? Las mariposas se volvieron dolor de estómago, las sonrisas se vuelven lágrimas y los mensajes de buenas noches se convierten en insomnio. 

 

No estás sola, pero no ves a nadie contigo, a la única persona que quieres ahí, se ha ido, ya no esta y no va a volver, te aferras a el y estas tan cegada que no te das cuenta que de nada va a servir… 

 

Pasan los días, los meses, y ahora ya eres capaz de fingir una sonrisa, de hacer como si nada pasara, pero sabes que en cuanto estés sola los recuerdos van a bombardearte y vas a terminar sin fuerzas, llorando en tu cama abrazando el peluche que aún tiene su olor, contemplando la primer foto juntos que guardabas debajo de la almohada, rota en dos por un arranque de coraje, y una cinta uniéndola con un aire de nostalgia. Maldices haberlo conocido, maldices cada momento juntos, cada sentimiento, cada mirada y cada mínima cosa que forma parte de su historia, los maldices pero sabes que en el fondo nunca vas a dejar de amar cada pequeño detalle. 

 

Es una guerra entre tu mente y tu corazón, un día lo odias, un día lo extrañas y al otro lo amas, parece ser un ciclo sin fin ¿no?. ¿Y qué ha sido de él? ¿Cómo estará? ¿Con quien estará? ¿Te habrá olvidado ya? ¿Será feliz? ¿Te recordara cada segundo como tu lo has echo desde aquel día que se fue? Una y mil preguntas rondan por tu cabeza a cada momento, preguntas que no puedes responder, ni siquiera eres capaz de hablarle por que sabes que cualquier mínimo contacto te hará caer de nuevo. 

 

Pasa un año su recuerdo sigue ahí, contigo, tus amigos saben tu dolor, tu sabes tu dolor y te niegas a seguir adelante, “yo lo voy a esperar, algún día va a volver” te repites una y otra vez, te lo has repetido por tanto tiempo que ya te resulta difícil creerlo, pero algo adentro de ti te pide no darte por vencida. Se han ido muchas oportunidades, muchos chicos lindos que te ofrecen todas las cosas que cualquier chica de tu edad se moriría por tener, pero ellos no son él, nadie es él. ¿Cómo harás para seguir adelante si en cada oportunidad que tienes buscas algo de él? 

 

Te niegas a escribir una nueva historia por esperar un continuara que tal vez nunca llegue. Pasa el tiempo y has crecido, has querido de nuevo pero sabes que nunca vas a amar a alguien como lo amaste a él, has logrado ser feliz pero cada fecha importante te recuerda a el, te preguntas como hubiera sido si siguieran juntos, cuantos aniversarios habrían cumplido, cada detalle sigue en tu mente. No lo has olvidado, simplemente has aprendido a vivir sin él… 

 

Pero un día, un día normal mientras caminas volteas al frente y ahí esta, después de tanto tiempo de no verlo, los dos han crecido pero lo reconocerías hasta a dos kilómetros de distancia, esos caminados son inconfundibles, una revolución comienza dentro de ti, él voltea, cruzan miradas, y te das cuenta que ninguno de tus esfuerzos por todo ese tiempo, ninguno ha válido la pena, porque estas temblando como la primera vez que lo viste, toda su historia se resume en imágenes que pasan rápidamente por tu cabeza, y es ahí cuando sabes que nunca vas a poder olvidarlo.

Cuarto oscuro.

¡Shh! Silencio, acaba de entrar. Me siento en la cama apoyando la espalda en el cabecero y subo las rodillas abrazándomelas, poniendo todo el empeño en no reírme al verle entrar por la puerta con los ojos cerrados y las manos extendidas. Me muerdo el labio, está sonriendo de esa forma que me vuelve loca.
 -¿Enana? ¿Dónde estás? -pregunta juguetón y no puedo reprimirme más. Dejo escapar una suave risa divertida y él ensancha más la sonrisa andando despacio hasta la cama.
  Se topa con los pies del colchón y suelta una exclamación, más de sorpresa que de dolor, espero.
  Pero así no es divertido. Acabará cogiendome, se subirá a la cama y dará conmigo en la oscuridad de la habitación, solo alargando las manos, y es que estoy tontamente mirandole sonreír de esa forma... Aún mordiéndome el labio bajo de la cama despacio sin hacer ruido y está claro que lo nota porque se gira hacia un lado. Yo aprovechó y paso a su lado con sigilo aunque tengo unas ganas locas de reírme. Estar jugando con él es lo mejor, y todavía mejor es lo que viene después, siempre acabamos igual, echados en la cama dandonos mimos, besándonos...
 Cuando consigo ponerme detrás suya le doy en el culo y al sentirlo se gira rápidamente con los brazos extendidos pero no le dejo cogerme, me agacho, y entonces no logra alcanzarme. Pero empieza a andar hacia mí cada vez más deprisa, no me queda otra que retroceder hasta el armario y me pongo de pie riéndo esta vez y él sonríe al oírme reír. ¿He dicho ya que me encanta su sonrisa?
  Consigo volver a ponerme detrás suya y le vuelvo a dar en el culo, juguetona, y vuelve a girarse rápidamente.
 -Nena, haces trampa -me encanta que me llame así, sobre todo cuando estamos...- ¿dónde estás?
 -¿Ya te rindes? -se ha quedado quieto y yo me acerco con precaución, suele quedarse conmigo. Jo, yo quería seguir jugando.
 -Quiero besarte -susurra.
  Ha dejado de sonreír y sin quererlo estoy más cerca.
 -Si me acerco pierdes tú.
 -¿Qué me importa perder si gano tus labios? 
  Ganó.


lunes, 6 de enero de 2014

Make her laugh.

Me encanta, simplemente me encanta. Le digo que estoy depre y con los ánimos por los suelos e intenta animarme, hasta que consigue sacarme una risa, por pequeña que sea y luego se pone a burlarse de mí, preguntándome que si me he reído o imagina cosas. Le gusta mi risa, y a mí me gusta que le guste. Me gusta él.