El primer amor.
Cuando
eres adolescente crees haber encontrado al amor de tu vida, ese con
quien aprendes a besar, aprendes a querer, a valorar, a reír, a llorar,
aprendes a amar, aprendes tantas cosas, pero lo malo es cuando tienes
que aprender a olvidar… Todo iba bien y de pronto por una u otra razón
tu corazón esta en pedazos, tienes dieciséis y ya conoces el dolor, la
decepción, la desilusión. Lo que creíste que iba a ser la mejor etapa de
tu vida se convierte en un tormento, a esa persona que amaste, ahora
crees odiarla.
¿Qué ha pasado? Las mariposas se volvieron dolor de
estómago, las sonrisas se vuelven lágrimas y los mensajes de buenas
noches se convierten en insomnio.
No estás sola, pero no ves a nadie
contigo, a la única persona que quieres ahí, se ha ido, ya no esta y no
va a volver, te aferras a el y estas tan cegada que no te das cuenta que
de nada va a servir…
Pasan los días, los meses, y ahora ya eres capaz
de fingir una sonrisa, de hacer como si nada pasara, pero sabes que en
cuanto estés sola los recuerdos van a bombardearte y vas a terminar sin
fuerzas, llorando en tu cama abrazando el peluche que aún tiene su olor,
contemplando la primer foto juntos que guardabas debajo de la almohada,
rota en dos por un arranque de coraje, y una cinta uniéndola con un
aire de nostalgia. Maldices haberlo conocido, maldices cada momento
juntos, cada sentimiento, cada mirada y cada mínima cosa que forma parte
de su historia, los maldices pero sabes que en el fondo nunca vas a
dejar de amar cada pequeño detalle.
Es una guerra entre tu mente y tu
corazón, un día lo odias, un día lo extrañas y al otro lo amas, parece
ser un ciclo sin fin ¿no?. ¿Y qué ha sido de él? ¿Cómo estará? ¿Con
quien estará? ¿Te habrá olvidado ya? ¿Será feliz? ¿Te recordara cada
segundo como tu lo has echo desde aquel día que se fue? Una y mil
preguntas rondan por tu cabeza a cada momento, preguntas que no puedes
responder, ni siquiera eres capaz de hablarle por que sabes que
cualquier mínimo contacto te hará caer de nuevo.
Pasa un año su recuerdo
sigue ahí, contigo, tus amigos saben tu dolor, tu sabes tu dolor y te
niegas a seguir adelante, “yo lo voy a esperar, algún día va a volver”
te repites una y otra vez, te lo has repetido por tanto tiempo que ya te
resulta difícil creerlo, pero algo adentro de ti te pide no darte por
vencida. Se han ido muchas oportunidades, muchos chicos lindos que te
ofrecen todas las cosas que cualquier chica de tu edad se moriría por
tener, pero ellos no son él, nadie es él. ¿Cómo harás para seguir
adelante si en cada oportunidad que tienes buscas algo de él?
Te niegas a
escribir una nueva historia por esperar un continuara que tal vez nunca
llegue. Pasa el tiempo y has crecido, has querido de nuevo pero sabes
que nunca vas a amar a alguien como lo amaste a él, has logrado ser
feliz pero cada fecha importante te recuerda a el, te preguntas como
hubiera sido si siguieran juntos, cuantos aniversarios habrían cumplido,
cada detalle sigue en tu mente. No lo has olvidado, simplemente has
aprendido a vivir sin él…
Pero un día, un día normal mientras caminas
volteas al frente y ahí esta, después de tanto tiempo de no verlo, los
dos han crecido pero lo reconocerías hasta a dos kilómetros de
distancia, esos caminados son inconfundibles, una revolución comienza
dentro de ti, él voltea, cruzan miradas, y te das cuenta que ninguno de
tus esfuerzos por todo ese tiempo, ninguno ha válido la pena, porque
estas temblando como la primera vez que lo viste, toda su historia se
resume en imágenes que pasan rápidamente por tu cabeza, y es ahí cuando
sabes que nunca vas a poder olvidarlo.
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