Páginas

miércoles, 30 de octubre de 2013

Estrella fugaz.

 No puedo más. Hoy ni sus abrazos me reconfortan, y eso es demasiado raro. Necesito estar sola, tomar el aire un poco, despejarme, aunque sé que si estoy sola voy a seguir dándole vueltas al tema. Pero da igual. Me levanto de la cama de todos modos, dejándole con una mueca de extrañeza en la cara.
 -Un segundo.
 Es lo único que consigue salir de mis labios, en apenas un susurro.
 Salgo a la terraza. Desde allí se ve el mar. Me siento en una silla y apoyo los brazos, cruzados, sobre la mesa, poniendo la cabeza en éstos. Escucho sus pasos. Me ha seguido, pero necesito un segundo para mí.

 Se arrodilla a mi lado y besa mi pierna, sin decir nada. Eso me gusta de él, que a veces esos pequeños gestos me hacen sentir mejor que cualquier palabra. Le pido que vuelva a la cama pero no quiere sin mí. Intento convercerlo, hace algo de frío fuera, y lo único que consigo es que entre a por una manta al cuarto y se siente en la silla que hay a mi lado, echándome la manta por encima. No puedo evitar sonreír un poco.
 Me dice que lo siente y me dan ganas de echarme a reír. No es su culpa, él tiene menos culpa que nadie, y aún así me mira como si fuera el responsable de toda mi tristeza y me resulta irónico.

 Abre los brazos para que me siente sobre él y así lo hago, envolviéndonos a los dos con la manta que ha traído, quedándonos en nuestra pequeña burbuja, y ojalá así fuera, no existiera nadie más que nosotros, entonces ya no estaría triste.
 Le abrazo con fuerza. Me reconforta su presencia, me reconforta saber que hay una persona que diariamente se preocupa por mí, que ha estado a mi lado en tantas cosas.

 Pasan los minutos, tal vez horas, no lo sé, y nos quedamos ahí, quietos, abrazándonos, hasta que se me escapa un bostezo y al sentirlo, sin decir nada, me lleva en brazos hasta la cama. Yo me acurruco entre sus brazos, entre su cuerpo cuando estamos echados, y él me tapa bien para que no coja frío. Estoy cansada, demasiado cansada como para hacer otra cosa que no sea dormir, pero dormir a su lado, escuchando el mar a lo lejos, en nuestra burbuja particular.
 Me besa la frente con ternura.
 -Buenas noches, ángel.

4 comentarios:

  1. La verdad de todo es que aunque queramos estar solos en algunos momentos, a veces no podemos y simplemente porque alguien se preocupa por nosotros. Porque no únicamente la gente que nos rodea nos quiere por algo. Hay gente que realmente nos quiere.
    Mil besos.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. No, hay gente a la que sí le importamos de verdad, y yo tengo la suerte de tener una persona así conmigo.
      Muchos besos.

      Eliminar
  2. aaaaaw aaaaaw y más aaaaaaw!!!!! *.*
    yo taaambiiieeeen quieroo!!!!!!!
    me encantó me encantó!!!!!!! :D ^^

    Un beso! ;)
    http://myworldlai.blogspot.com.es/

    ResponderEliminar