¿Te
acuerdas de aquel día? Yo, como si fuera ayer. Una tarde oscura, y
después de todo una de mis tardes preferidas, hasta el día
siguiente. Neruda me acompañaba y leía sus versos una y otra vez, y
en cada palabra se me venía tu imagen a la cabeza, me sentía tan
identificada... Entonces llegó aquel mensaje. Mi corazón se aceleró
como cada vez que veía tu nombre, sonreía como una tonta, no dejaba
de repetir aquellas palabras una y otra vez como queriendo
memorizarlas.
Salí
de allí, estaba lloviendo. Tuvimos que andar mucho y me metí en el
coche empapada. Cuando llegué a casa y me dispuse a dormir lo único
en lo que pensaba era en tus palabras,
y con una sonrisa en los
labios me dormí,
sin saber que aquella habría sido la última noche
de aquel capítulo de mi vida.
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