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martes, 11 de septiembre de 2012

No me faltes, mi vida.

Todos tenemos una pequeña caja, una caja metafórica , a la que le susurramos nuestros más preciados secretos, a la que le gritamos nuestros enfados, la que recoge nuestras lágrimas, o la que simplemente escucha detenidamente y con atención lo que nos ha sucedido ese día. Para mí esa caja es una persona muy especial, a la que se lo cuento todo, la que me ha apoyado cuando estaba mal, y aún estando lejos hace todo lo posible para que sonría. Le he susurrado palabras que a nadie, le he gritado palabras que puede que ni siquiera sintiera, cuando estaba enfadada por cualquier cosa, y ha recogido mis lágrimas como buenamente ha podido. Ha escuchado con interés lo que me pasaba. Es mi caja de secretos, una persona en la cual confío. Es alguien a quien no quiero perder, porque aún cuando no hablamos se que estará ahí cuando lo necesite, y eso es de agradecer.

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